Acá entramos en un terreno complejo: las hierbas, flores y frutas con las que se puede mezclar el té pueden tener increíbles beneficios, tal como hemos mencionado algunos al inicio de esta cháchara. La menta y el boldo son algunas de las favoritas en nuestro país para blendear con el té negro, y nadie queda indiferente a un té verde con jengibre o con limón, tan bueno para capear resfríos y hacernos estar calientitos en el invierno.
Sin embargo, blendear no es tan simple: no solo se trata del delicado equilibrio de los sabores, texturas y aromas -algo ya bastante complejo de por sí-; sino de que las mezclas no interfieran en los beneficios de cada uno de sus ingredientes, lo que se vuelve cada vez más difícil en cuanto más ingredientes tiene una mezcla y la delicadeza de esta, algo común en el mundo del té de especialidad. Dicho de otra forma, se podrían mezclar ingredientes cuyos elementos químicos anularan las propiedades del otro, reduciendo los beneficios de la infusión resultante pese a que sus ingredientes por si solos sean ricos en estos.
Por ello, aunque no tiene nada de malo experimentar caseramente con nuestro té, siempre es bueno investigar un poquito y consumir té hecho por verdaderos blendistas. Hay marcas que carecen de este conocimiento, y es preferible comprar calidad que solo dejarse llevar por cajas lindas o por otros elementos marketeros.
¿Qué piensas tú de esto? ¿Te informas sobre las mezclas que consumes?